El viaje ha sido largo. Extraño. Apocalíptico, si lo prefiere. Salí de casa con un bolígrafo, un papel y un puñado de nervios hacinados en un pequeño frasco. Iba con prisas, o más bien sin pausas, así que olvidé la vergüenza sobre mi almohada y el guion en mi mesa de estudio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario