Cada instante, un reto

lunes, 18 de enero de 2010

Donde la humanidad se enfrenta a sí misma

Un género literario. Una rama del arte. Una sala de representaciones. Una compañía artística. Un modo de vida. O una forma de hacer espectáculo. El teatro puede ser todo y nada a la vez. Puede acercarte a tus sueños o alejarte de lo que siempre quisiste ser. El teatro puede ser tantas cosas que quizá nadie sea capaz de recogerlas todas en una misma definición. Quizá nadie sea capaz de escribir una palabra que se distancia de Teatro. Del puro Teatro. Del Teatro, sin más.
Dijo el dramaturgo y guionista Arthur Miller que el teatro jamás debía desaparecer porque “es el único arte donde la humanidad se enfrenta a sí misma”. Lo dijo y no se equivocaba, porque en las demás bellas artes del ser humano, no hay un duelo (o un affaire) entre el Yo y lo que quise ser o seré algún día, entre el público y lo que significan realmente las palabras que alzan el vuelo sobre el escenario, entre los actores y el qué dirán aquellos que me observan desde la oscuridad del patio de butacas. En las demás bellas artes, no hay tantos frentes abiertos. No hay tantas batallas, ni almas buscando explicaciones sobre la vida, sobre la obra, sobre el Teatro.

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